Los Enanos
Los Enanos
Cuentan los historiadores, que hace 300 años existía un pueblo. Los habitantes de este pueblo eran enanos. Este pueblo era rico en muchas cosas; cuando los enanos oyeron la mala noticia que el pueblo se lo tragaría un dragón, todos lo abandonaron y se fueron a otros países lejanos.
Allí construyeron y poblaron todo con unos bellos castillos y después de unos años las nuevas generaciones recordaron las historias viejas y resolvieron pensar en venir de turistas a visitar el nuevo pueblo. Ellos se pusieron a dialogar y el más viejo decía: nosotros no somos bien recibidos allá en ese nuevo pueblo porque las generaciones de ahora no nos conocen; otros dicen: nosotros somos nativos y nuestros padres y abuelos dejaron fuertes raíces y además cuentan que allá va toda clase de gente en turismo. Tenemos que prepararnos a ver quién nos informa y qué leyes nuevas hay que cumplir.
El enano pequeño dice: papi vamos a la selva donde nuestros amigos animales ¿te acuerdas que aquellos amigos animales nos dijeron que habían estado de turistas en las fiestas del viejo pueblo y el embalse? Se fueron todos los enanos como de costumbre a la selva y les llevaron comida a los animales; llegaron muy cansados y al primero que encontraron en la selva fue el “Rey”, el señor León, que estaba descansando en su hamaca mientras se meneaba. Escuchó el saludo de los enanos y dicen: “buenas tardes su majestad…” el león les contesta muy contento: “muy bien…” hace tiempo que no nos visitan. Muchas gracias, dicen los enanos.
Como son tan pequeñitos entran por un agujero de la selva y se acercan al león y le dicen: “aquí le traemos las comidas que les gustan”. “Gracias mis enanos”. El León se bajó de la hamaca y dijo: “súbanse acá a mi hamaca para que descansen y me cuenten cuál es el motivo de su visita”; todos muy contentos comenzaron a preguntar: “Señor león ¿Ustedes estuvieron de turistas allá en el Nuevo Peñol?. El León contestó: “sí mis enanos, estuvimos y muy contentos”; entonces los enanos contestaron: “nosotros también queremos ir también de turistas pero no sabemos qué nos pueden ofrecer allá”.
El león empezó a contarles, allá hay mucha seguridad, gente amable, cariñosa, muy católicos, limpieza total, ambiente fresco, la mayoría de la gente vive del turismo, están haciendo nuevos restaurantes donde les venden la famosa bandeja paisa; para los lados de Guatapé y la Piedra está el embalse para que ustedes naveguen en cualquier barco que quieran. De pronto apareció el lobo y se alegró de volver a ver a sus amigos enanos y ellos le ofrecieron su comida. El lobo agradecido dijo: “escuchen, escuché lo que hablaban con mi compadre león, les voy a dar unas sugerencias, el turismo no es un juego, deben cumplirse todas las reglas, cuidar el medio ambiente, respetar el patrimonio cultural y natural, es la verdadera base del turismo internacional, deben asear y recoger sus basuras en el lugar donde estén; el turismo debe traer paz; deben hacer una afirmación de la originalidad de las culturas de una población tan importante y tradicional de los antepasados; tiene cosas muy bonitas para disfrutar; un turismo bien preparado es progreso de nuestro pueblo para el campesino. Les ofrece productos frescos de nuestra hermosa tierra, progreso para toda clase de negocios, cada día crece más y más, también su control en su forma de hablar. En el año 1999 empezó la ética mundial del turismo y es muy respetada; estamos en el mes del patrimonio cultural, debemos conocernos más con el turista”. Otra regla: “no confundir lo que hay en otros pueblos con lo que tenemos en nuestro pueblo”.
Los enanos juiciosos con las instrucciones; cuando miraron un árbol vieron un mono chillón maromeándose de un árbol y en el mismo instante de una cueva sale un conejo. Escuchamos también la conversación y dijeron: “cómo les parece mis queridos enanos que nosotros también fuimos de turistas y como ustedes saben que nosotros hacemos las diligencias acá en la selva, allá en El Peñol tuvimos que pagar baños para dejar todo muy limpio y cuando visitamos el Museo Histórico, el historiador Nevardo se estremeció viendo todos estos animales. El león lo saludó cariñosamente; hizo aparecer un fuerte rugido y zarandeando su magnífica melena y los otros animales detrás le dijeron: “señor, queremos conocer el Museo Histórico, dicen que es muy famoso, tranquilo nosotros venimos de la selva y no hacemos daño a nadie, venimos a traer la paz, aquí hay una cultura muy honesta, valores y talentos muy bonitos”, los animales entraron al Museo y quedaron fascinados y felicitaron a Nevardo. El señor dijo: “muchas gracias por haber venido, y agregó: “señor león y señor lobo: necesitamos unos vigías, ¿ustedes quieren trabajar acá?”: Ellos le contestaron: “sí señor, nosotros queremos trabajar acá, es muy bueno, si quiere empezamos desde hoy”. El señor les respondió: “váyanse tranquilos para la selva y en el año 3000 vuelvan, aquí les tengo su trabajito y necesito que se preparen más””.
Moraleja…
Con estos cuentos le damos un empujón a Nevardo y al Museo Histórico para que sigamos de la mano y sean más famosos
Rosa Angélica Velásquez Galeano
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